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NUEVOS

APRENDIZAJES

Este, es el universo de un niño que desde Bogotá y próximo a cumplir tres años, enfrenta una de las crisis más profundas en la historia de la humanidad.

6 de marzo de 2020: los medios de comunicación en Colombia confirmaban el primer caso de Covid-19 en el país. Cinco días después, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace oficial la pandemia global y una semana más tarde, el Presidente Iván Duque decreta aislamiento obligatorio en todo el territorio colombiano.

 

“¿Será este el inicio del apocalipsis?”, se preguntó Lina, por teléfono con sus papás, cuando estaba al teléfono con sus padres y se enteró del inicio del aislamiento.

Shadow on Concrete Wall

APOCALIPSIS

Del griego apokálypsis que significa ‘revelación’ al describir el libro canónico del Nuevo Testamento que contiene revelaciones de San Juan sobre el fin del mundo.

 

Tras el histórico anuncio de aislamiento total, los colombianos iniciaron una travesía inédita. Federico, a sus casi tres años, tiene enfrente un mundo que, sin saber el porqué, lo obliga a mantenerse en casa, lo priva de su vida normal: el contacto con sus amigos, su familia, sus profesores, la naturaleza y la vida.

 

Como él hay miles de niños en Bogotá. Según las proyecciones de población del DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas) y la Secretaría Distrital de Planeación, la población en edad escolar (PEE) de Bogotá se calcula en 1.452.675 niños, niñas y adolescentes. Todos ellos enviados a casa.

 

Desde el ámbito médico, con la falta de juego al aire libre y el aislamiento, es posible que la irritabilidad de los niños aumente. Así lo explica la psicóloga infantil Susana Tarí, quien agrega que el estrés generado puede llegar a afectar su estado emocional y con ello la tranquilidad de sus padres.

 

De hecho, un estudio realizado por Universidad de Carolina del Sur y la de Huazhong, entre 2.330 menores escolarizados y preadolescentes de las ciudades de Wuhan y Huangshi, en la provincia de Hubei, lugares donde inició el brote de Covid-19, reveló que el 20% de ellos, bajo cuarentena o confinamiento obligatorio, presentó síntomas de depresión y ansiedad. La investigación académica fue publicada por la revista de divulgación científica JAMA Pediatrics.

 

Pasados los primeros días de cuarentena, la  mirada de Federico no es igual. En su cabeza existe un enorme universo que su madre intenta descifrar e ir estructurando, pero ante la crisis solo ven una serie de desafíos desconocidos: revelaciones del fin de un mundo que conocen y, tal vez, el nacimiento de uno nuevo para su hijo.

APRENDIENDO DE LO DESCONOCIDO

"Cuando Federico nació cambió nuestro mundo y sabíamos lo que se nos venía. Pero cuando supimos que viviríamos en cuarentena, lo único claro era la total incertidumbre”

Lina, madre de Federico.

Federico nació un lunes de 2017 en Bogotá, una ciudad que por esos días vivía la euforia de una nueva clasificación de la Selección Colombia al Mundial de Fútbol, Riusia 2018. Bares llenos de personas, gente caminando por los comercios sin temor alguno al contacto físico. Algo que hoy es inimaginable.

 

Es el primer hijo de Lina. Con él iniciaron varios desafíos en la vida de esta joven madre. Uno primordial: su educación. Para ella, es clara la necesidad de asegurar mecanismos compartidos que permitieran a Federico acceder al colegio y posteriormente a la universidad.

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Con el tiempo y una economía organizada, encaminaron este proyecto. Federico inició su vida escolar y todo parecía ir marchando según lo esperado. Hasta que llegó el 2020, un año que pasará a la historia como uno de los más difíciles de la humanidad.

 

Con el arribo del Covid-19 a Colombia, todo dio un giro inesperado. Un giro apocalíptico. Cada uno de esos mecanismos se modificó y los obligó a vivir una nueva realidad que refleja la situación de muchas familias en el país.

 

En un artículo de Justin Parkinson, publicado en BBC News Magazine, la profesora de psicología clínica en la Universidad de Sussex, Sam Cartwright-Hatton, explica que esta situación es preocupante, pues “además de los problemas emocionales de los hijos, sus padres estarán preocupados por sus trabajos, el suministro de comida o el pago de la hipoteca”.

 

La profesora explica, además, que los niños “se aíslan rápidamente” si pasan mucho tiempo solos. Por ello, los padres deben buscar espacios de juego que  alienten a los más inquietos a tomarse este periodo como una “aventura”.

Dunas de arena

MANEJANDO

LA ANSIEDAD Y EL ESTRÉS

“Dividir en el mismo espacio las tareas laborales, familiares y escolares es más difícil de lo que, en principio, puede imaginarse. Es como mezclar muchas bebidas gaseosas en un solo vaso: llegas a la conclusión de que una es suave y refrescante, pero muchas son demasiado dulces”. Lina, madre de Federico.

El colegio al que asiste Federico trazó un plan de acción en el que los padres de los estudiantes más pequeños recibirían guías para trabajar con sus hijos. Los profesores, por su parte, les asesorarían usando herramientas como  Remind, WhatsApp o correo electrónico. A diario, deben conectarse en videollamada a clases remotas y para hacer seguimiento a las labores.

 

El plan, parece sensato y se acomoda a la situación. Pero la realidad que vive Lina, al igual que muchos padres de niños pequeños en el mundo, es muy distinta.

Cuando Federico sabe que se acerca la hora de su clase, por lo general, afirma tener miedo y se refugia jugando con su mascota, una perra llamada Ramona. Lina suele convencerlo planteándole escenarios en los que eventualmente regresa a su colegio y puede jugar con sus amigos, así sea de manera virtual. Unas veces funciona, pero otras no.

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De acuerdo con Inés Téllez, psicóloga de Sisol Salud (Sistema Metropolitano de la Solidaridad en Lima, Perú) es de gran relevancia construir y conservar una buena comunicación con los niños y sobre todo “tenerles paciencia”.

 

“Van a aumentar las crisis en niños hiperactivos. Por ejemplo, se pueden presentar cuadros de ansiedad, depresión y estrés, debido a la situación de confinamiento. Como sociedad vamos a tener un cambio y tendremos que adaptarnos al nuevo estilo de vida. Por ello, es importante el diálogo en familia y mantener la calma” explicó.

Agrega que los niños más pequeños se aburren rápidamente y en ese sentido, sus padres deben organizarse estableciendo secuencias cortas de actividades que sean favorables para su desarrollo y los distraigan. “Con ellos se necesita tener una rutina debidamente establecida. Cambiar los espacios de su cuarto, mover la posición de su cama u otros muebles también ayuda a que se mantengan activos”.

 

La especialista también sostuvo que muchos padres trabajan de manera remota, como es el caso de Lina, y no disponen de tiempo para dedicarse a jugar con los niños y ante ello, lo primero que hacen es darles dispositivos móviles para distraerlos. “Esto es perjudicial para su salud, ya que los videojuegos generan dependencia y alteran los procesos cognitivos básicos para su desarrollo” explica. Este, es uno de los grandes conflictos con los que Lina tiene que convivir.

 

Por lo pronto, Lina, con 28 años, comparte - sin conocerlos- su día a día con padres de todo el mundo que, como ella, se enfrentan todos los días al desafío de mantener a sus hijos activos, sanos y aprendiendo.

 

A través de la etiqueta #ConNiñosEnCuarentena en Twitter, los padres han compartido sus experiencias durante el aislamiento con sus hijos. Súmate, comparte tu experiencia con el hashtag mencionado, y se verá reflejado a continuación en este reportaje.

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A pesar de los días complejos, la dificultad de las clases, el poco tiempo y las luchas emocionales, Lina se esfuerza diariamente por encontrar distracciones y actividades con las que Federico pueda continuar su desarrollo motriz y psicológico, aún cuando lleva semanas encerrado sin salir de su conjunto residencial.

Cuando Lina lo logra, a eso le llama:

UN LINDO

MOMENTO

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Federico puede no ser reflejo de los niños en el país. De hecho, su situación como niño citadino, puede estar demasiado alejada de lo que puede vivir un niño en zona rural en medio del aislamiento, sin clases y sin herramientas para acceder a educación.

FEDERICO Y COLOMBIA

“La verdad, pese a lo difícil de la situación, somos afortunados; Fede tiene todo lo que necesita. Sabemos que en un país como el nuestro, él hace parte de una minoría privilegiada” Lina, madre de Federico.

De acuerdo a un análisis presentado por el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Pontificia Universidad Javeriana, el 96% de los municipios del país no tiene los recursos ni la cobertura para desarrollar cursos virtuales. Esta es una de las duras realidades de Colombia. No todos los niños del país, tienen los privilegios que tiene Federico: computador, acceso a internet, tabletas, y las herramientas necesarias para continuar con su educación de manera remota. Lina, lo tiene claro, y agradece a Dios por ser así.

Y es que a pesar de las acciones implementadas a través del Decreto 464 de 2020, que garantiza un paquete mínimo vital de comunicaciones otorgado por los operadores de la industria móvil de Colombia, hay lugares sin acceso a la red donde no aplicarían. Más de un millón de personas en zonas rurales no cuenta con servicio de internet, según el último estimado realizado por el Mineducación en el marco de su Plan Especial de Educación Rural en 2018.

Son muchos los aspectos negativos que pueden afectar a un niño a raiz del aislamiento por el COVID-19.

 

A continuación, presentamos algunos datos y preocupaciones de la ONG Human Rights Watch respecto a las poblaciones infantiles en medio de la pandemia.

UNA RECUPERACIÓN GRADUAL

A partir de las medidas de una reapertura gradual hacia la normalidad desde la Presidencia de la República, Lina y Federico han podido retomar algunas actividades básicas, como salir a tomar al sol, salir al parque, caminar, y algunas otras actividades que les han permitido salir de su casa. 

Por ahora, Federico seguirá pensando que hay un virus afuera y "se pone fea la cosa" si sale a la calle, como pudimos observarlo en uno de los videos. Lina, por su parte, seguirá esforzándose día a día para cumplir con sus labores domésticas, responsabilidades laborales, y la tarea más importante y linda que le ha dado la vida: ¡ser mamá!

No les queda más que respirar profundo, seguir llenándose de paciencia, y esperar las decisiones que se tomen en el país, para saber cuándo Federico va poder regresar a su colegio, recibir el sol sin limitaciones de tiempo, volver a cine, por un helado a un centro comercial, y a jugar fútbol con su abuelo en el parque.

UN MENSAJE FINAL

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GRACIAS

Por hacer parte de estos nuevos aprendizajes

Reportaje realizado por Cristian Vergara y 

Juan Felipe Reyes, para la Maestría en 

Periodismo y Comunicación Digital

de la Universidad de la Sabana.

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